miércoles, 14 de marzo de 2007

Triángulo invertido de ideas

Existe entre gran parte de artesanos, artistas y maestros, sobretodo de la época feudal, la tradición de tomar a un alumno como sucesor y enseñarle todos los conocimientos que ha ido almacenando el maestro durante toda su vida.
El problema es que en la mayoría de las ocasiones, el alumno no llegaba a conocer todos los secretos del maestro, debido al egoísmo del maestro, que recelaba del alumno o temía que llegara a superarle, o simplemente porque moría antes de que el aprendizaje hubiera finalizado.
La consecuencia de esto, es que un número de ideas caen en el olvido, perdiéndose para siempre. Así, si un maestro conocía 100 ideas, enseñaba a su alumno 90 y, éste, a su vez, enseñaba a su alumno 80, y así sucesivamente. Vemos claramente que, en pocas generaciones, la escuela queda desvirtuada con respecto al fundador.
Este problema ocurre mucho en las artes marciales, pues existen técnicas letales que sólo deben conocer aquellos cuyo grado de madurez moral sea muy elevada, pues en caso contrario podrían caer en manos malintencionadas. Por este motivo el maestro sólo las enseñaba a unos pocos privilegiados, o prefería que dicha técnica muriese con él, por temor a que se llegara a emplear de forma deshonesta. En otras ocasiones, el maestro moría en un duelo (muy comunes en esta época) sin haberle dado tiempo a revelar sus técnicas secretas a nadie. Estas cuestiones han dejado numerosas leyendas acerca de técnicas secretas casi milagrosas, como una de karate, que aseguraba que era capaz de infringir daño a un oponente con armadura, sin dañar ésta, ya que la fuerza del golpe era transmitida directamente al cuerpo del enemigo; u otra que aseguraba que se podía dañar ciertos órganos vitales, provocando la muerte a los tres meses.
Otro caso es la prohibición de la práctica en Japón de las artes marciales tras la Segunda Guerra Mundial, debido a que durante la guerra el país nipón había instado a los maestros marciales a sumarse a filas y aplicar sus conocimientos en favor del Eje. De este modo, las artes marciales fueron practicadas de forma clandestina, por lo que sólo había tiempo de entrenar aquellas técnicas más directas y eficaces, perdiéndose muchas técnicas que se habían utilizado hasta entonces.
Por éstos y otros motivos me parece vital la libre circulación de ideas, ya que, al no saber nunca qué nos deparará el mañana no sabemos cuándo nuestras ideas pueden caer en el olvido.

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