viernes, 9 de mayo de 2008

Estoria: Día 6.3

Finalmente se trató el tema del naufragio de Tevo. El nonio explicó su frustrado viaje de negocios, cómo su barco se vio brutalmente abordado por un mercante lijón y cómo consiguió sobrevivir y llegar hasta las playas de Nono. Su relato fue escuchado con atención por todos los miembros asistentes que decidieron no cortar su historia para dejar las preguntas para el final.
-Una cosa que no entiendo es qué hacía un barco mercante lijón en aguas gensas- preguntó Hetaro, el representante de Guren. Hetaro era un pescador de treinta y cuatro años, de aspecto fuerte y estatura media, con una larga barba y frondosa melena castañas; era de los pocos guren que había estudiado en Manieva, donde se graduó en biología acuática. Como todos los guren, era un gran amante del mar, y un gran experto en flora y fauna marina, gracias a sus estudios-. Y además, ¿para qué querrían atacar vuestro barco?
-Eso es lo que no consigo explicarme- contestó Tevo, que pese a haber vivido la experiencia de primera mano se encontraba tan intrigado como sus compañeros. -Yo lo único que quiero es regresar a mi país, y una vez allí ya informaré de lo ocurrido y me aseguraré de que las autoridades hagan lo que tengan que hacer al respecto.
-Creo que todos estaremos de acuerdo en que lo más importante es que nuestro amigo llegue cuanto antes a Teloria- dijo Omaru, que había permanecido callado todo el tiempo, muy atento a lo que decían los demás. –Deberíamos preparar el viaje para mañana a primera hora.
-¿Quiénes acompañarán al chico?- preguntó Torhen. –Por sí mismo es imposible que llegue sin ningún contratiempo, teniendo en cuenta que tendrá que atravesar el Bosque Salvaje.
-Yo le acompañaré- dijo Toussa-. Hace tiempo que quiero conocer Teloria. Además, he cuidado de Tevo desde que llegó y seguro que sin mí está perdido- cuando dijo esto lanzó una mirada de complicidad a Tevo, quien no supo muy bien cómo tomárselo, si como un cumplido o una sobreprotección.
-¿Estás segura de que quieres venir, he oído que el Bosque Salvaje es muy peligroso? Tal vez no estés segura viniendo con nosotros.
Al oír las dudas de Tevo, Torhen soltó una risotada. –Creo que eres tú el que no estará muy seguro en el Bosque Salvaje si no vas con ella.
-Decidido entonces. Mañana por la mañana partiremos hacia Bukón; una vez allí tomaremos un barco que nos llevará hasta Teloria- indicó Omaru. –Yo os acompañaré, necesitaréis a alguien que se entienda bien con los bukones y, además, admito que toda esta historia me tiene ciertamente intrigado, y no pienso descansar hasta desvelar el misterio.
Una vez dado por concluido el Consejo, se despidieron y fueron a comer, para más tarde preparar todo lo necesario para el viaje.

Estoria: Día 6.2

Al mediodía comenzó el Consejo. En él se encontraban Omaru, que ejercía de anfitrión, Toussa y Torhen, en representación de Nono, Hetaro, el representante de Guren; y Tevo. Siempre comenzaba con un saludo inicial, donde se nombraban a todos los invitados, su lugar de procedencia y en calidad de qué asistían. El único que fue invitado a última hora fue Tevo, que al no ser miembro de ningún pueblo pacífico no tenía permiso para formar parte del Consejo, pero que fue recibido debido a su excepcional incidente con el barco lijón.
El transcurso de la velada fue, hasta el asunto de Tevo, que dejaron para el final, tal y como se había planeado: primero se había dialogado sobre las necesidades de cada país, decidiendo los intercambios que habrían entre cada uno de ellos, mientras que los productos inexistentes en el continente pacífico se intentarían conseguir a través del comercio con Teloria; el segundo punto era la escolarización de los niños, los nuevos alumnos que iban a llegar a Lacovo, los que se graduaban ese año y los que pasarían de curso, así como las necesidades de cada región en materia de cultura; por último, se habló de la creciente calma que vivían los pueblos cercanos al Bosque Salvaje, ya que el número de bandoleros había disminuido tras el último invierno, seguramente debido a las inclemencias temporales y a las enfermedades.

Estoria: Día 6.1

La mañana se había despertado con un cielo claro y los primeros rayos del Sol comenzaban a calentar el día. Hoy se llevaría a cabo el Consejo de Natura, por lo que desde bien temprano el pueblo estuvo muy ajetreado ultimando los preparativos del evento.
Desayunaron todos juntos en el comedor, intentando reunir fuerzas para el largo día. El desayuno estaba formado por leche, huevos, fruta y chocolate, importado de Teloria. Tras ello acudieron hacia la Zona de Reuniones, donde Omaru iba a ser el anfitrión y principal protagonista.
A diferencia de la época de elecciones, en la que podía hablar quien quisiera, el Consejo de Natura estaba destinado sólo a los miembros representantes de cada región. El único pueblo que quedaba sin representar era Glosia, que históricamente había estado aislado de todo contacto con el resto de Pacíficos, exceptuando algún intercambio económico, pues su clima era muy frío y le era imposible cultivar ciertos alimentos.

miércoles, 2 de abril de 2008

Estoria: Día 5.6

Por la tarde, Norton se reunió con un pequeño grupo de personas que él mismo había elegido como su núcleo de confianza para explicarles el plan.
-Todos los residuos que llegan desde la Zona Rica son transportados hasta aquí desde las cloacas. Éstas conectan todo Lijón desde el subsuelo, por lo que si se conocen bien podemos entrar sin ser vistos a cualquier zona de la ciudad.
-Pero no tenemos los planos de las cloacas –contestó uno de los hombres, conocido como Rimbo.
-Yo los conozco de memoria, ayudé a diseñar los planos hace ya más de diez años; ahora mismo me pondré a dibujar los planos, tanto los de las cloacas como todos los demás que nos sean necesarios –Norton parecía tenerlo todo muy bien planeado, es como si su desconfianza hacia Masid le hubiera hecho agudizar el ingenio frente a una posible traición-. Nos dividiremos en tres grandes grupos: uno de ellos irá hacia el puerto, allí hay se encuentran gran parte de los almacenes, por lo que nos podremos proveer de comida, combustible y, si tenemos suerte, incluso de armamento. Este grupo deberá ir de noche, siendo el primero en partir; una vez tomado todo lo necesario, se pondrá en contacto con los otros dos grupos. Cuando todos estemos bien equipados, nos volveremos a dividir, yendo cada uno de los grupos a una zona estratégica. El primer grupo volverá al puerto, el segundo irá hacia el polígono industrial, allí debería haber más almacenes. El último grupo se dirigirá hacia la Zona Rica, donde deberá tomar la zona de la policía y, lo que es más importante, la mansión de Masid. La mansión es la única zona de toda la ciudad que está fuertemente protegida, por lo que el factor sorpresa será determinante.
-¿Conoces el sistema de seguridad de la mansión? –preguntó una mujer, llamada Niny.
-Conozco todos los controles, menos el de la Habitación de Seguridad: es una habitación contigua al dormitorio y al despacho de Masid, diseñada para casos de emergencia –Norton hizo una breve pausa, para garantizar que todos estuvieran entendiendo el plan-. El jardín está protegido por unos diez guardias. Dentro de la mansión, hay cinco guardias por planta, detectores de movimiento en las ventanas y en las puertas de entrada a la casa. La zona más vigilada es la última planta, la zona donde duerme Masid; el número de guardas se duplica, además existen sensores en el suelo que se disparan si el número de personas programado para ese día varía, cada guarda tiene una tarjeta que ha de pasar por un lector cada vez que entra en una habitación o sale de la última planta.
-Va a ser complicado atrapar a Masid –la que ahora hablaba era la otra mujer del grupo, Tiama-. ¿Cómo haremos para hacernos con él?
-Una vez que la ciudad esté tomada, Masid no nos supondrá ningún problema. Atraparlo ya sólo será cuestión de tiempo. Además, a la casa podemos acceder por una galería que la comunica con el cuartel de la policía. Sólo hemos de ser sigilosos en el cuartel, para evitar que algún policía pueda dar la alarma. Si nos encargamos rápido de los guardias del jardín, podremos entrar a la casa por la puerta de atrás, ya que al menos tres de los guardias poseen la llave que la abre.
Una vez que todo quedó arreglado, Masid se puso manos a la obra con los planos de las cloacas y de la ciudad. En un par de días su plan se llevaría a cabo.

Estoria: Día 5.5

Parecía un milagro, pero en tan sólo tres días Norton había devuelto la esperanza a su pueblo. La aflicción se había convertido en ira, y ésta a su vez en venganza, en ganas de hacer sentir al hombre que allí los había confinado lo mismo que ellos y sus familias habían sentido.
Se corrió rápidamente la voz de que existía un hombre que conocía la forma de dar la vuelta a su situación, que les podía devolver la libertad, y nadie dudó un instante a sumarse a la causa. Norton había reunido para su causa a un ejército de más de veinte mil personas, prácticamente la totalidad de la Zona Pobre, exceptuando niños, enfermos y ancianos. Ahora sólo quedaba trazar un plan, o más bien exponer el plan que tenía trazado desde que llegó a aquel lugar.
Era media mañana, y toda la población de los Desamparados estaba pendiente de lo que su nuevo líder tenía que decirles.
-Amigos, todos estamos hartos de sufrir las injusticias dictatoriales de Masid. Hemos caído todos presos de sus caprichos y su despotismo, siendo enviados al mismo Averno –el discurso de Norton tenía en vilo a toda su gente, no se oía más que su voz, parecía que incluso el viento hubiese parado por un momento para oír lo que este hombre tenía que decir-. Pero su reinado de arrogancia ha concluido; hoy nace un nuevo gobierno, construido desde los cimientos del dolor y el sufrimiento, pero que devolverá la paz y la igualdad a estas tierras. Ya nunca más tendremos que estar temerosos de las atrocidades de un déspota asesino, podremos volver a confiar en la justicia –en este momento, Norton hizo una pausa, que fue seguida por un gran clamor y una fuerte ovación; estaba claro que esta gente le seguiría al fin del mundo si hiciese falta.
-Debemos actuar, destruir las cadenas que nos tienen atenazan; derrocar a quienes nos han tenido presos; y acabar con ellos hasta que no quede ni uno solo que no haya purgado sus pecados –un último estruendo de júbilo y cientos de vítores pusieron fin al discurso. El corazón de toda esa gente estaba ya rebosante de esperanza, de una esperanza que no se haría realidad hasta no haber llevado a cabo una rebelión. Una rebelión que tardaría muy pronto en comenzar. Sólo había una persona que parecía indiferente al discurso de Norton; un hombre había permanecido sentado y con la cabeza gacha durante todo el tiempo. Norton le conocía de vista, había sido vicepresidente de Rashin, la compañía de Masid, hasta que éste le expulsó por no acordarse de colocar flores frescas en su despacho. La historia de este hombre se hizo famosa en toda Lijón, pues fue la prueba palpable de hasta dónde podía llegar el despotismo de Masid. Desde entonces Devin, que así se llamaba el hombre, había deambulado por la Zona de los Desamparados sin hablar con nadie, y parecía sumido en un continuo sonambulismo del que había perdido ya toda esperanza de despertar.

Estoria: Día 5.4

Después de los saludos y las preguntas de rigor tras un reencuentro se dirigieron a la casa de Omaru. Era una vivienda grande, con varios dormitorios, pero a la vez muy humilde, fuera de todos los lujos que Tevo pudo suponer a un hombre de la posición social de Omaru. Por fuera la casa presentaba una forma ovalada, debido a los dos pisos de altura de los que constaba, con una puerta principal algo más pequeña que las del resto de Manieva, y numerosos ventanales, que dejaban entrar la luz con total facilidad. Por dentro, la planta de arriba, a la que se ascendía a través de una escalera de caracol, estaba destinada a la mayor parte de los dormitorios, compuestos únicamente por las camas, una pequeña mesita, un tocador con espejo incluido y una alacena donde almacenar el equipaje. En la parte de abajo se encontraban la cocina, donde estaba ubicada la chimenea, así como unos cuantos utensilios para cocinar; un pequeño comedor con dos confortables sofás de tres plazas cada uno y tres sillones, además de una mesilla y un armario con diversos tipos de bebidas y vasos; y la habitación para las mujeres, dotadas de los mismos muebles que las habitaciones de la planta superior, pero con dos camas, además de una pila con agua y jabón para la higiene íntima.
Los recién llegados sólo tuvieron tiempo de deshacer el equipaje, ya que la hora de la comida estaba ya bastante adelantada, y además tras tres días de camino ya tenían ganas de llevarse a la boca algo comida casera. Yurima, la casera de Omaru, había preparado pato asado, relleno con paté, patatas con huevos y una ensalada de tomate, lechuga y queso.
Durante la comida, Omaru se interesó por el viaje de Tevo, y se extrañó mucho al oír la historia del barco lijón que les había atacado. Después de que Tevo finalizara su relato, Omaru conservó un semblante pensativo y algo meditabundo durante todo el día.
El resto de la tarde lo dedicaron a pasear un rato por la ciudad, admirando las numerosas y hermosas obras de arte expuestas por toda Manieva. La mayoría estaban esculpidas en barro o piedra, y formaban figuras de todo tipo y muy diversas, aunque se dejaba intuir que existían varios estilos, los cuales conjuntaban a las esculturas por su época, significado o autor. Estaba claro que de existir un lugar en el mundo donde el arte y el pensamiento humano adquirían forma, ese era Manieva. Por todos lados se podía sentir el afán de creatividad y curiosidad que albergaba este pueblo desde lo más hondo de su sino.

Estoria: Día 5.3

Era casi mediodía cuando llegaron al núcleo de la ciudad. Manieva era mucho más impactante que Nono, ya que era casi tan grande como Teloria, aunque guardaba muchas diferencias con ella. Tevo, que desde su llegada al Continente Verde no había dejado de asombrarse, quedó maravillado con el espectáculo que la ciudad le ofrecía. Parecía imposible que tanta gente pudiera convivir con su entorno de una manera tan sencilla, sin alterar el curso de la naturaleza; es más, aprovechando estos en su beneficio.
Nada más llegar, buscaron a Omaru, un viejo amigo de Torhen quien les acogería en su casa mientras durase el Consejo. Lo encontraron muy cerca de su casa, charlando tranquilamente con unos vecinos. Omaru era un hombre de 61 años, de escasa estatura y enjuto, pero poseía una mirada penetrante, que denotaba una gran sabiduría y una firme templanza. Pese a su menudo aspecto, Omaru era un hombre muy fuerte, así como muy preparado en las artes de la guerra. Se ganaba la vida como profesor de filosofía y oratoria en Lacovo, siendo además político y portavoz de Manieva en el Consejo de Natura. Con el tiempo Omaru se había convertido en uno de los personajes más importantes y respetados de todo el Continente Verde. Torhen y él se habían conocido siendo niños, cuando Torhen fue a Lacovo a realizar sus estudios. Fueron compañeros durante toda su época estudiantil, que duraba diez años, y nada más conocerse se habían vuelto inseparables.
Cuando Omaru vio llegar a Torhen y sus compañeros esbozó una gran sonrisa, saludando a su amigo con un sincero abrazo. –Querido amigo, ya comenzabais a preocuparme, os esperaba hace casi dos días.
-Tuvimos una visita inesperada y tuvimos que retrasar nuestra partida-. Torhen extendió el brazo en dirección a Tevo, dejando bien claro que era él el motivo del retraso-. Te presento a Tevo, viene desde Teloria. Su barco fue atacado por una flota lijona cerca de la costa gensa, y él fue arrastrado por la marea hasta nuestras playas.
-Vaya, no me explico porqué querría un barco lijón atacar a un mercante telorio, y aún es más inaudito que lo hiciera en la costa de Gensa. –Omaru pareció muy contrariado y a la vez intrigado por la historia de Tevo. -¿Cómo te encuentras ahora muchacho?
-Ya estoy recuperado. Toussa y Torhen han sabido cuidar muy bien de mí, de todos modos tuve mucha suerte, ya que cuando me encontraron sólo sufría insolación y desnutrición. –Tevo parecía incómodo al ser el centro de atención.

Estoria: Día 5.2

Algunos de los hogares tenían a la entrada un pequeño jardín, rodeado por un muro de piedra de alrededor de un metro de alto; de esta manera evitaban que los animales entrasen en los jardines y, además, resguardaban las flores más delicadas del frío y el viento. Existían otros con un porche habilitado para descansar o simplemente charlar de forma tranquila, donde se podían ver asientos y mesas de piedra o madera, y algunos maceteros para decorar y dar algo más de vida a estos porches.
Junto a algunas casas se ubicaban en muchas ocasiones corrales, que guardaban a gallinas y gallos, cabras, ovejas o vacas. Tenían un suelo cubierto de paja y unos muros hechos exclusivamente de piedras, colocadas una sobre otra; la mayoría estaban tapados por un techo que evitaba que las bestias se vieran expuestas a las inclemencias del tiempo.
En el centro del pueblo se situaba la Zona de Reuniones, formada por unas gradas que servían para que los asistentes al Consejo de Natura pudiesen atender a los oradores sin problemas de visión ni acústicos; para que los políticos tuvieran un lugar para realizar sus mítines en época de elecciones; o simplemente para las interpretaciones teatrales y artísticas. A la espalda de la zona de reuniones se encontraba el mercado, un lugar de encuentro para todos aquellos que quisiesen intercambiar sus productos, que estaba compuesto por un suelo empedrado y un tejado asentado sobre gruesos pilares de piedra y barro. los días de lluvia o excesivo viento se corrían unas lonas de tela que estaban unidas a los pilares y sujetas por cuerdas, y que los días de buen tiempo permanecían recogidas.
También había cinco pozos: uno a pie de cada camino, a la entrada de Manieva; otro en el centro del pueblo; y otro al oeste, cerca del campo de cereales. Dentro ya del pueblo se encontraban situados en puntos estratégicos cuatro aljibes, que almacenaban el agua de lluvia para que ésta sirviera para el consumo humano o animal, y que se extraía mediante cubos o con un mecanismo de bomba de acción manual, dependiendo de la antigüedad de los aljibes. Incluso en algunas casas habían construido un pequeño aljibe en el exterior, al que iba a parar el agua de lluvia caída sobre los tejados gracias a que las cañerías la desviaban hacia ellos.
También había dos lavaderos, uno al este y otro al oeste de la ciudad. El del oeste era algo más pequeño que el del este, de forma rectangular, un techado de estructura muy sencilla y al que acudían los habitantes de la zona oeste o los agricultores. El lavadero del este era mucho más grande, de forma ovalada, que recogía el agua de una fuente cercana y que tenía un tejado mucho más elaborado, con columnas de piedra muy gruesas, y el techo reforzado con pilares de madera que lo atravesaban de forma transversal.

Estoria: Día 5.1

Tras tres días de viaje por fin llegaron a Manieva. Esta ciudad era mucho más grande que Nono: situada sobre una gran meseta, Manieva era la ciudad más importante de entre todos los Pueblos Pacíficos. Sus gentes se dedicaban sobretodo a la agricultura, la ganadería y la recolección; sin embargo este pueblo destacaba por su escuela de filósofos y pensadores. De hecho, el resto de pueblos pacíficos enviaban a sus niños para que estudiasen en las escuelas manievas.
Cerca del camino a Nono, desde donde venían Toussa, Tevo y Torhen, se encontraba el bosque de la Fruta Blanca, llamado así porque la mayoría de las flores que allí se encontraban eran blancas o con matices muy claros. El olor les llegó a los viajeros de una forma lejana, pero intensa, dándoles la bienvenida a la ciudad.
Lo primero que se encontraban los que por el camino a Nono llegaban era la Montaña Pico al Cielo, la montaña más grande de todo Pray, de la que nacía el río el Pico, que abastecía de agua al Bosque de la Fruta Blanca, ya que lo atravesaba de punta a punta.
Si seguían por el Camino llegaban a la ciudad de Manieva, pero si torcían su rumbo hacia el este alcanzaban Lacovo, la zona de las escuelas. Era una región muy particular, llena de pabellones con grandes paredes, que servían a la vez de escuela y de biblioteca. En los pueblos pacíficos no utilizaban el papel ni el pergamino, de hecho sólo en Manieva usaban la escritura, por lo que utilizaban las paredes de las escuelas a modo de pizarra. Cada vez que realizaban un descubrimiento cultural de cualquier tipo, lo representaban en una pared, de esta manera los pabellones de Lacovo estaban formadas por enormes murales que guardaban todos los conocimientos de los pueblos pacíficos.
Las enseñanzas solían darse al aire libre, reservándose las clases para los días en los que las condiciones climatológicas no eran propicias o para aquellas sesiones en las que el estudio de los murales se hacía imprescindible.
Un pozo de piedra daba la bienvenida a Manieva a todos aquellos que llegaban desde el camino a Nono; junto a él se encontraba un pequeño bebedero para que los animales pudieran aplacar su sed. La ciudad estaba llena de casas fabricadas con barro, paja y cal, con unos pilares de madera. Muchas de estas casas tenían dos alturas, destinada la más elevada para las habitaciones. Se trataban de casas con una estructura redondeada u ovalada, dependiendo de su tamaño; con una puerta principal hecha de madera y unas pequeñas ventanas de cristal. El techo era de paja, aunque también los había de tejas, hechas a base de arcilla o barro cocido, y de la mayoría de estos techos sobresalía una chimenea que ayudaba a guarecerse del frío a los habitantes de las casas. Tevo observó que ciertas casas tenían el techo de vidrio, de tal forma que de día entraba más luz y por la noche se podían ver las estrellas. Estos techos de vidrio habían sido construidos en Nono por expertos vidrieros, quienes también habían construido las ventanas de todas las casas manievas.

Estoria: Día 4

Desde bien temprano habían comenzado a preparar la estrategia de asalto a Lijón y Teloria. Sukone optaba por atacar primero el país vecino, a través de la Cordillera Frontera, para más tarde abordar a los lijones. Pero Kok tenía otro plan:
-Debemos lanzar una flota hacia cada puerto a la vez. Así evitaremos que Lijón pueda ser informada y les dé tiempo a reaccionar. Somos conscientes de que sus armas son más avanzadas que las nuestras, por lo que si nos están esperando perderemos toda opción de victoria. Además, sus puertos están desprotegidos, llevan demasiado tiempo sin conocer una guerra, ya no tienen enemigos naturales, por lo que la vigilancia es mínima en esa zona. Sin embargo, aún guardan en Teloria varios hangares con armamento en el puerto, que podremos saquear para conseguir armas y desnivelar la balanza a nuestro favor. El mayor problema será llegar hasta el puerto sin ser detectados y atacados.
-Por eso no te preocupes- dijo Sukone- hace una semana conseguí abordar tres barcos telorios. Son barcos comerciantes, por lo que no llevaban armas a bordo, pero son muy grandes, en total podemos esconder en ellos a cerca de cuatrocientos hombres, que servirán de avanzadilla. Una vez que lleguen al puerto, desembarcarán rápidamente; en medio del caos será fácil apoderarse de los barcos de guerra telorios atracados en el puerto y el resto de la flota llegará sin demasiados problemas. Una vez tomado el puerto y con las nuevas armas, nos haremos con el control de Ciudad Cabo y destruiremos el polígono industrial. De esta manera Teloria no tardará en caer.
-Pero podrán atrincherarse en Ciudad Central.
-Eso no es problema, ¿Cuánto tiempo podrán aguantar sin comida y sin energía? Es más, buena parte del agua la consiguen de la desalinizadora situada cerca del puerto, que una vez tomado éste no será difícil de destruir. El único problema será hacerse con el control de Ciudad Mar, pero es un núcleo muy pequeño que no tendrá demasiada dificultad el atacarlo.
Kok estaba asombrado por la astucia de su compañero. Con él al lado, todo se tornaba más sencillo. Pero aún quedaba el problema de Lijón.
-Lijón será mucho más complicada que Teloria de conquistar-. Recordó Kok a su amigo genso- Su policía privada está muy bien preparada, y su polígono industrial está mucho más protegido.
-Es cierto, pero su puerto es más débil que el telorio. La policía de allí sólo se preocupa de proteger a Masid y a su empresa, el puerto apenas sirve para comerciar con Teloria y para unos pocos pescadores. Y una vez derrotados a los Comerciantes será mucho más simple hacerse con el control de Lijón, ya que podemos atacar desde el río Claro para desestabilizarlos, mientras nos hacemos con el puerto-. Sukone exponía su plan como si llevara toda la vida meditándolo- La población lijona es cada vez menor, gracias a la política de segregación de Masid, por lo que nos enfrentamos a un pueblo de unos ochocientos a mil habitantes, incluidos ancianos y niños. Y la defensa es simplemente urbana, no está preparada para una guerra.
Una vez preparado el plan, ya sólo quedaba entrenar a los hombres para que todo resultara un éxito y no quedara nada a la improvisación. Ambos acordaron reunirse con todo su ejército la siguiente semana, por lo que Sukone regresó a Gensa para comenzar a ultimar los detalles.

miércoles, 9 de enero de 2008

Estoria: Día 3.2

Sukone, gran orador genso, llevaba mucho tiempo planeando esta visita. Sabía que la reunión de hoy era fundamental para diseñar una estrategia de ataque contra los azules. Lo más difícil iba a ser convencer a los Grandes Oradores de la necesidad imperativa de un ataque, que éste era el momento y que no se podía demorar más si querían ser fieles a su causa. Sukone era el encargado de dirigir a los Defensores gensos, los encargados de defender a los Grandes Oradores. Se trataba de un hombre de unos sesenta años, alto, delgado y de mirada severa; era un gran manipulador, frío y huraño. Muchos de los Grandes Oradores desconfiaban de él por sus métodos y su odio por los azules.
Al mediodía comenzó la reunión. Una piedra circular, de unos dos metros de diámetro, con la superficie alisada, hacía las veces de mesa; los miembros estaban situados alrededor, sentados en unos cojines hechos de algodón y seda. La reunión estaba formada por Sukone, Gran Orador genso; Kok, el jefe del ejército bukonio; y dos representantes de la Asamblea de Sabios bukonia. Tras los saludos y ofrendas típicas de este tipo de encuentros pasaron sin demasiada dilación al asunto principal. El primero en hablar fue Kok.
-No podemos permitir que se siga aniquilando la tierra de una forma tan indolente. Pray debe ser defendida; además, sus acciones ya han arribado a nuestras tierras: la Cordillera Frontera está comenzando a sufrir la desertización debido a la tala de árboles; y el Mar Tranquilo arrastra desde hace tiempo bolsas de alquitrán y desperdicios que ellos arrojan desde sus ciudades.
-Y a eso hay que añadir la falta de formalidad en sus relaciones diplomáticas. Jamás han escuchado nuestras protestas, y los lijones ni siquiera han recibido a nuestros embajadores- Sukone rompió su silencio para secundar las palabras de Kok.
-Pero no podemos comenzar una guerra contra nuestros vecinos sin haber antes agotado todas las vías posibles- dijo uno de los Sabios. Era un hombre bastante mayor, con una larga melena castaña.
-¿Qué más vías quedan por agotar?- agregó el otro Sabio, bastante más joven que el primero-. durante dos generaciones hemos estado esperando un descenso en su nivel de contaminación, y sólo hemos conseguido malgastar un tiempo valioso.
-El verdadero problema es Lijón. Teloria ya ha comenzado un plan de reducción de la contaminación y de desarrollo sostenible- argumentó el Sabio de mayor edad.
-¿Desarrollo Sostenible? Ese plan sólo sirve para acallar sus conciencias y nuestras quejas-. Sukone tomó la palabra- Matan menos animales y talan menos árboles, sí, pero la finalidad sigue siendo banal. Continúan vistiéndose con pieles sólo por lujo, excavan las minas en busca de minerales que sólo aprecian por su aspecto. Para ellos sostenible sólo es una forma barroca de referirse a su agitado consumo, porque un árbol simplemente es algo que les sirve para fabricar una mesa. No distinguen la vida ni sienten respeto por ella. ¿Acaso tú considerarías sostenible el asesinato de animales por una mera cuestión estética?- las palabras de Sukone sonaron enérgicas, llenas de una pasión tal que consiguieron que el Sabio más mayor agachara la cabeza y se quedara pensativo, con una expresión de desaliento en su rostro, como si supiera que tenía razón en sus palabras, pero ya no supiera el porqué.
-Mi obligación es la de defender a nuestro pueblo, y también a la tierra donde nació. En el continente Azul han perdido el respeto por la naturaleza, la están destruyendo y nosotros mismos nos estamos viendo afectados por sus acciones-. Kok aprovechó la vacilación del Sabio para hurgar más en su conciencia- Cuando acepté mi cargo sabía de sus responsabilidades y obligaciones, no puedo hacer como si todo esto no estuviera pasando-. En ese momento se levantó y dio un golpe a la mesa- Decidido, mañana comenzaremos a preparar el ataque.

Estoria: Día 3.1

La noche no había sido demasiado placentera para Tevo. No estaba acostumbrado a dormir en el suelo, con un saco hecho con piel de oveja como único abrigo. Las piedras se la habían clavado durante toda la noche en la espalda, y para cuando hubo conciliado el sueño los rayos del Sol turbaron sus escasos momentos de descanso.
Pero el tiempo apremiaba, porque aún quedaba más de la mitad del camino para llegar a Manieva y tenía ganas de conocer la ciudad que tanto había oído alabar en sus días en la universidad. Cuando se despertó, observó que Torhen y Toussa aún dormían, por lo que aprovechó para preparar el desayuno, con la esperanza de poder recompensarles al menos una mínima parte por todo lo que estaban haciendo por él. Abrió el saco de las provisiones y tomó longanizas secas, pan y algo de queso, con lo que preparó tres bocadillos. Sus compañeros no tardaron en despertar, agradeciendo el desayuno preparado por el telorio.
Una vez dado buena cuenta de los bocadillos, no tardaron en recoger el mini campamento montado y ponerse de nuevo en camino.
El camino era más regular que el día anterior, por lo que pudieron avanzar con más rapidez, parando solamente para comer. Mientras recorrían el camino, los compañeros de viaje iban colmando su curiosidad.
-¿Qué clase de estudios realizabas en la universidad?- preguntaba Toussa a Tevo.
-Estudios sobre economía; analizábamos mercados, técnicas de compra-venta, leyes mercantiles..., todo eso.
-¿Y te ha servido para algo?
-Mujer, claro que sí. Entré a formar parte de una empresa comercial, y desde un primer momento gané suficiente dinero como para vivir bastante bien.
-Ya, pero aparte del dinero y el trabajo, ¿te ha servido para algo más?
-Ahora comprendo las interacciones que se dan en la economía, porqué suben los precios y todo eso.
-Eso no sirve de nada, sólo para atar a la gente a un sistema opresor que les obliga a trabajar toda la vida y aplacar su infelicidad en un mísero sueldo que realmente no necesitarían si fuesen honestos y se intercambiasen las cosas sin querer sacar un beneficio extra.
-No seas tan extremista. Tú vives en un pueblo donde todos os conocéis, sois como una familia y por eso no os engañáis.
-Yo no tengo porqué engañar a nadie, aunque no sea de mi familia o ni siquiera lo conozca- la conversación comenzaba a subir de tono.
-Pero, ¿te fiarías de cualquiera, aunque no lo conocieses de nada?
-¿Y por qué no? El único motivo que mueve al ser humano a mentir es la avaricia, y el único motivo para sentir avaricia es el dinero.
-Por esa misma razón en tu pueblo sois todos tan felices y os queréis tanto, ¿verdad?
-Sí, porque no queremos nada que no necesitemos.
-¿Y que me dices de la gente del Bosque Salvaje?, antes eran de Nono, se han criado allí y también roban y cometen delitos.
-Por eso los desterramos del pueblo.
-Claro, porque no queréis nada que no necesitáis.
Cuando Tevo dijo su última frase, Torhen lanzó una carcajada, consciente de que Tevo había puesto el dedo justo en la llaga más dolorosa de Nono. Durante generaciones, tantas que se creía que el problema había nacido con la propia Costumbre, se había debatido sobre lo injusto o no de una costumbre tan radical; pues quienes eran desterrados tenían parientes que les querían, que se veían obligados a cumplir la Costumbre Primera, y que en ocasiones quebrantaban, por lo que no era demasiado infrecuente ver como una familia entera acababa exiliada.

Estoria: Día 2.3

Tras dos días en aquel lugar, el desconsuelo por haber sido desterrado de la tierra que él mismo había convertido en paraíso se tornó en odio. Odio hacia aquél que le había desterrado a un lugar tan desolado y estéril que ni el tiempo parecía querer saber nada de él. Pero ese odio contenido estaba a punto de explotar, sabía que su situación no era justa, así como la de cualquier hombre o mujer que allí vivían. Por eso mismo, estaba convencido de que no sería demasiado difícil que la crispación que se respiraba en el ambiente se convirtiera con facilidad en una revolución. Se propuso organizar a cada ser humano que encontrara con fuerzas suficientes para luchar en pro de una liberación, para así formar un ejército lo bastante grande como para recolonizar su tierra. Nunca más el nombre de Lijón sería asociado con la injusticia.
-¡Oye tú!, pareces nuevo, ¿cuándo llegaste?- Un hombre grande, sucio y con cara de arrogante se dirigió a Norton. Era la primera persona que le hablaba en tres días, y no parecía ser demasiado amistoso.
-Llegué anteayer-. Respondió Norton- Fui expulsado de mi hogar, al igual que todos vosotros, de la misma forma injusta y caprichosa que todos vosotros. Pero yo no pienso quedarme aquí, pienso volver y ajusticiar a aquél que me desterró de mi propia tierra.
El hombre lanzó una sonora carcajada. Estaba rodeado de tres niños pequeños, que debían ser sus hijos, y de una mujer muy delgada, que tenía problemas para respirar y mantenerse en pie; parecía muy enferma-. ¿Con qué piensas destruir este muro?¿Y qué ejército tienes capaz de derrotar a Masid?.
-No necesito nada para destruir este muro, porque no necesito destruirlo. Y tampoco necesitaré un ejército, porque el clamor popular de toda esta gente será más poderoso que cualquier tropa de mercenarios que Masid sea capaz de pagar. Si conseguimos convencer a toda esta gente de que se levante contra su destino, podremos recuperar nuestra libertad.
-Bien, supongamos que reúno a todos los desterrados y les convenzo para que se unan a tu causa, sigue quedando un asunto pendiente, este muro es irrompible-. El hombre grande hizo un gesto con el brazo señalando el muro que separaba el País Muerto de la ciudad de Lijón.
-Ya te he dicho que no necesito nada para destruir este muro, porque no necesito destruirlo. Existe un alcantarillado que conecta la zona industrial con este lado del muro. El problema es que está muy escondido...pero yo sé donde está.
En ese momento, al ver la seguridad que destilaban las palabras de Norton, el hombre le miró fijamente y le preguntó-¿Y tú cómo es que sabes de la existencia de ese alcantarillado?
A lo que Norton respondió –Porque yo mandé construirlo.

Estoria: Día 2.2

Nada parecido a esto había en Teloria. Cada centímetro de este bosque superaba en belleza a todas las obras arquitectónicas de su país, pensó Tevo. Además, el bosque estaba lleno de topos, liebres, tejones, mariposas o gatos monteses, aunque los animales más abundantes eran los pájaros: podían verse nidos de escribanos en numerosos arbustos, colirrojos, herrerillos, petirrojos y se apreciaban también gavilanes en las copas de los pinos más altos
Mientras cruzaban el bosque, Toussa iba recogiendo algunos frutos y plantas, que servirían de suministros para el viaje.
-¿Qué recoges?- preguntó Tevo mientras observaba a Toussa ocupada en la recolección de los frutos de un árbol.
-Son almendras, tostadas están muy buenas- contestó la nonia, abriendo su mano y enseñándole las que acababa de recoger-, además, en la bolsa llevo una botella con aceite de almendras, muy bueno contra las quemaduras.
Ambos siguieron recogiendo todo lo necesario para el viaje, mientras Toussa explicaba qué era cada cosa y para qué servía.
-Este arbolito de aquí es un madroño, sus hojas cocidas sirven como antiséptico y astringente-. Llenaron una bolsita con frutos y hojas del madroño. Después se acercaron a un grupo de espinos-. Estas flores son muy buenas para la circulación. Y mira, éstas plantas de aquí son hipéricos, van muy bien contra quemaduras, cardenales, hinchazones y mordeduras.
Anduvieron toda la mañana recogiendo plantas y frutos, mientras Toussa le iba explicando los usos y propiedades de cada uno de ellos. Así fue como llegó el mediodía, hora en la cual pararon para descansar y reponer fuerzas. Almorzaron copos de maíz tostados y una manzana de caramelo.
Una hora más tarde llegaron a las Minas de Hierro, aunque no entraron en ellas porque todo lo que tenían que recoger se encontraba en un cuco situado cerca de la entrada de la mina, que Torhen utilizaba a modo de almacén, donde guardaba todas sus herramientas. Junto al cuco había una herrería bastante grande, con capacidad para abastecer a toda la localidad nonia e incluso algunos pedidos del exterior.
-Éste es nuestro lugar de trabajo- dijo Torhen, al ver que Tevo se interesaba bastante por la herrería-. Nosotros nos encargamos de proveer al pueblo de todas las herramientas y útiles metálicos que necesita. Además, también comerciamos en Manieva con el resto de Pacíficos y con Teloria, aunque los de tu pueblo suelen preferir sólo piezas exóticas y de coleccionista.
Recogieron un par de dagas, dos espadas y varios utensilios de cocina. También decidieron llevarse un pequeño saco lleno de alfileres, dedales y una pequeña cadena.
Toussa comenzó a hablar con Tevo sobre lo que se iban a llevar a Manieva-. En este saquito se encuentra el pedido que nos hicieron los sastres manievos. Son los mejores de entre todos los pacíficos. Yo suelo traerme varios trajes y vestidos cada vez que viajamos allí.
-¿Y esas armas?- Tevo se refería a las dagas y las espadas.
-Nos las llevamos para el viaje a Bukón. Tendremos que pasar por el Bosque Salvaje y no es demasiado seguro andar por esa zona sin protección-. Toussa desenvainó una de las espadas. Era de hoja curvada, a modo de sable, con un filo trabajado con suma precisión y, pese a su escaso peso, parecía muy compacta-. Estas espadas las he forjado yo. Estoy muy orgullosa de ellas. Tardé dos meses en perfeccionar cada una de ellas, para que fuesen lo más manejables y poderosas posibles; empúñala-. Acto seguido se la ofreció a Tevo.
La espada en sus manos le hizo sentir poderoso. Pese a lo liviano de la espada, ésta emanaba un gran poder y, a la vez, una gran compromiso-. Es preciosa. Parece mentira que se puedan realizar armas tan sofisticadas sin la ayuda de máquina alguna.
Al oír ese comentario Toussa se enojó-. El poder de esta espada reside en el mimo y cuidado con la que la he realizado; mis mejores sentimientos han sido impregnados en esta espada. Ninguna máquina es capaz de transmitir todo esto-. A continuación le quitó a Tevo el arma de las manos y volvió a envainarla-. Si no sabes apreciar la esencia de un arma no mereces empuñarla-. Acto seguido le entregó un pequeño cuchillo con el puño forrado de cuero- Ten, seguro que esto te es útil durante el viaje; pero manéjalo con cuidado, está muy afilado... aunque lo haya hecho yo.
Cuando ya lo tuvieron todo recogido y listo para el viaje, decidieron aprovechar el lugar para comer. Torhen había traído varias patatas, huevos y tomates, que utilizó para preparar una sopa. De postre tomaron manzanas caramelizadas, que le había dado una vecina de Nono. Una hora después, y tras haber reposado un poco la comida, se pusieron otra vez en marcha.

Estoria: Día 2.1

La luz del Sol despertó a Tevo. Al lado de la cama tenía el desayuno: una naranja, un vaso de leche y una pequeña torta de maíz, y en la repisa e la ventana algo de ropa, que le prestó Torhen. Rápidamente dio buena cuenta del desayuno para, acto seguido, vestirse con las ropas que le habían prestado. Le venían algo grandes, así que tuvo que utilizar su cinturón.
Al salir a la habitación vio a Toussa y Torhen desayunando, y algunas bolsas al lado de la puerta. Toussa lo miró y sonrió.
-Por fin despierta nuestro invitado. Espero que hayas repuesto fuerzas, porque nos esperan tres días de viaje- Se levantó y recogió la mesa. Llevaba una falda larga marrón, con un corte al lado izquierdo hasta la altura del muslo, una blusa blanca suelta de manga ancha y un pañuelo de seda enrollado en la cabeza a modo de diadema, dejándole la melena caer a lo largo de la espalda, y unas sandalias con unas largas tiras engarzadas alrededor de toda la pantorrilla, hechas con piel de vaca y la suela de madera–.Pasaremos por el Bosque Verde para recoger algo de fruta, luego iremos a las Minas de Hierro para tomar las herramientas. Después de eso emprenderemos el viaje hacia Manieva.

El Bosque Verde hacía honor a su nombre. El suelo estaba lleno de hierba, verde y muy fresca, con frecuentes agrupaciones de margaritas, blancas y amarillas. También había gran cantidad de arbustos, como los espantalobos, que comenzaban a florecer, los espinos, en plena floración, que le daban al bosque una pincelada blanca y un aroma muy agradable, enebros, con sus finas y puntiagudas hojas, o el romero, aún sin florecer, pero que ya desprendía su característico olor. Podían apreciarse buena cantidad de plantas, como la lechetrezna, aunque ésta en menor cantidad, la vid o el hipérico, de hermosas flores amarillas. Aunque lo más deslumbrante del Bosque Verde eran sus árboles, de los cuales destacaban el pino, la encina, el madroño o el fresno. Pero sin duda, el rey del Bosque Verde era el pino carrasco, por cantidad y por altura, pues en el bosque vivían pinos de más de veinte metros de altura, sobrepasando en mucho al resto de árboles, que no alcanzaban en general más de diez metros. También había gran cantidad de animales, especialmente pájaros.
-Hemos venido a esta hora por la luz y el calor. Los animales más peligrosos no aparecen tan temprano- dijo Torhen, mientras se acercaba a Tevo para mostrarle un enebro donde había instalado su nido un escribano-. De todas formas no te alejes de nosotros, porque algunas de estas plantas son venenosas. Además, este bosque es muy grande y podrías perderte.