jueves, 15 de noviembre de 2007

Estoria: Día 1.3

Cuando llegaron a casa de Toussa, se encontraron con su tío Torhen, que ya tenía preparada la cena para los tres: un poco de pescado sazonado con tomate y patatas fritas, pan de centeno y naranjas dulces. Torhen era un hombre de cincuenta y tres años, grande, fuerte y de aspecto sereno, de piel tostada por el Sol y el cabello largo y rubio, con una barba corta del mismo color que el cabello.
Al sentarse a la mesa, Tevo quiso saber algo más sobre Nono, su estilo de vida, su gente y demás.
-Aquí cada uno se ocupa de lo suyo: “Ocúpate de tu pueblo ocupándote de tus cosas”- dijo Torhen, mientras se comía la última de sus patatas-. Todos tenemos un trabajo que es necesario para la comunidad: hay albañiles, pescadores, artesanos, etc.
-¿Y cómo os distribuís?
-Cada cual realiza la profesión que ha realizado su familia toda la vida, y que va aprendiendo desde siempre. Si algún miembro no desea desempeñar esa función, o simplemente son demasiados miembros en una misma familia y no hay trabajo para todos, entonces un vecino lo acoge como discípulo y comienza a trabajar con él. El fruto de su trabajo es disfrutado por todos, y a su vez su esfuerzo es recompensado por todos.
-Ya, pero, ¿y si alguien quiere recibir más de lo que ha aportado?
-Mira chico, aquí nadie da más de lo que recibe ni recibe menos de lo que necesita.
Los comensales habían acabado su plato y se afanaron con la fruta. Entonces Tevo recordó que en la facultad le hablaron de la falta de gobierno en Nono.
-No necesitamos gobernadores, se quedan con el fruto de tu trabajo y toman las decisiones a expensas del pueblo.- Argumentó Toussa.
-¿Y qué ocurre con los problemas que afectan a toda la comunidad?
-Los decidimos entre todos, para eso tenemos los concilios locales y el de los Pacíficos.
-¿Y con los criminales? Porque no me creo que aquí nadie haga nada malo.
Torhen lanzó a Tevo una mirada severa, molesto por su comentario.- Los que no saben vivir en comunidad no merecen vivir en ella. Los que no respetan a la gente ni a sus posesiones son marginados socialmente. Nadie intercambia sus productos ni les presta servicio alguno. Tarde o temprano todos acaban marchándose al Bosque Salvaje. A este suceso le llamamos La Costumbre Primera. Pero este tipo de sucesos es muy extraño que suceda por estas tierras. La avaricia y la envidia aquí no tienen cabida, pues todo es de todos. Los nonios estamos educados bajo la batuta de la igualdad y la buena voluntad, muy pocos son incapaces de entender estos términos.
Acabada la cena, prepararon lo necesario para el viaje: ropa, sacos de dormir, agua y enseres. Como todo el equipaje de Tevo se perdió tras el naufragio, Torhen le regaló algunas prendas de vestir, que aunque le venían algo grandes, el telorio agradeció cortésmente.Una vez organizado el equipaje, se fueron a dormir. La cama en la que durmió Tevo estaba fabricada con una sábana de algodón, que envolvía varias capas de paja, y para cubrirse podía utilizar una gruesa colcha de plumas de pato y oca. El día había sido muy largo, así que no tardó en quedarse dormido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigue siendo interesante,mucho.Es entretenido y suscita interes por la continuacion.Tengo ganas,hablando en plata, de saber por donde andara esta sociedad de personas diferentes.Me gusta.Hai.