miércoles, 9 de enero de 2008

Estoria: Día 2.2

Nada parecido a esto había en Teloria. Cada centímetro de este bosque superaba en belleza a todas las obras arquitectónicas de su país, pensó Tevo. Además, el bosque estaba lleno de topos, liebres, tejones, mariposas o gatos monteses, aunque los animales más abundantes eran los pájaros: podían verse nidos de escribanos en numerosos arbustos, colirrojos, herrerillos, petirrojos y se apreciaban también gavilanes en las copas de los pinos más altos
Mientras cruzaban el bosque, Toussa iba recogiendo algunos frutos y plantas, que servirían de suministros para el viaje.
-¿Qué recoges?- preguntó Tevo mientras observaba a Toussa ocupada en la recolección de los frutos de un árbol.
-Son almendras, tostadas están muy buenas- contestó la nonia, abriendo su mano y enseñándole las que acababa de recoger-, además, en la bolsa llevo una botella con aceite de almendras, muy bueno contra las quemaduras.
Ambos siguieron recogiendo todo lo necesario para el viaje, mientras Toussa explicaba qué era cada cosa y para qué servía.
-Este arbolito de aquí es un madroño, sus hojas cocidas sirven como antiséptico y astringente-. Llenaron una bolsita con frutos y hojas del madroño. Después se acercaron a un grupo de espinos-. Estas flores son muy buenas para la circulación. Y mira, éstas plantas de aquí son hipéricos, van muy bien contra quemaduras, cardenales, hinchazones y mordeduras.
Anduvieron toda la mañana recogiendo plantas y frutos, mientras Toussa le iba explicando los usos y propiedades de cada uno de ellos. Así fue como llegó el mediodía, hora en la cual pararon para descansar y reponer fuerzas. Almorzaron copos de maíz tostados y una manzana de caramelo.
Una hora más tarde llegaron a las Minas de Hierro, aunque no entraron en ellas porque todo lo que tenían que recoger se encontraba en un cuco situado cerca de la entrada de la mina, que Torhen utilizaba a modo de almacén, donde guardaba todas sus herramientas. Junto al cuco había una herrería bastante grande, con capacidad para abastecer a toda la localidad nonia e incluso algunos pedidos del exterior.
-Éste es nuestro lugar de trabajo- dijo Torhen, al ver que Tevo se interesaba bastante por la herrería-. Nosotros nos encargamos de proveer al pueblo de todas las herramientas y útiles metálicos que necesita. Además, también comerciamos en Manieva con el resto de Pacíficos y con Teloria, aunque los de tu pueblo suelen preferir sólo piezas exóticas y de coleccionista.
Recogieron un par de dagas, dos espadas y varios utensilios de cocina. También decidieron llevarse un pequeño saco lleno de alfileres, dedales y una pequeña cadena.
Toussa comenzó a hablar con Tevo sobre lo que se iban a llevar a Manieva-. En este saquito se encuentra el pedido que nos hicieron los sastres manievos. Son los mejores de entre todos los pacíficos. Yo suelo traerme varios trajes y vestidos cada vez que viajamos allí.
-¿Y esas armas?- Tevo se refería a las dagas y las espadas.
-Nos las llevamos para el viaje a Bukón. Tendremos que pasar por el Bosque Salvaje y no es demasiado seguro andar por esa zona sin protección-. Toussa desenvainó una de las espadas. Era de hoja curvada, a modo de sable, con un filo trabajado con suma precisión y, pese a su escaso peso, parecía muy compacta-. Estas espadas las he forjado yo. Estoy muy orgullosa de ellas. Tardé dos meses en perfeccionar cada una de ellas, para que fuesen lo más manejables y poderosas posibles; empúñala-. Acto seguido se la ofreció a Tevo.
La espada en sus manos le hizo sentir poderoso. Pese a lo liviano de la espada, ésta emanaba un gran poder y, a la vez, una gran compromiso-. Es preciosa. Parece mentira que se puedan realizar armas tan sofisticadas sin la ayuda de máquina alguna.
Al oír ese comentario Toussa se enojó-. El poder de esta espada reside en el mimo y cuidado con la que la he realizado; mis mejores sentimientos han sido impregnados en esta espada. Ninguna máquina es capaz de transmitir todo esto-. A continuación le quitó a Tevo el arma de las manos y volvió a envainarla-. Si no sabes apreciar la esencia de un arma no mereces empuñarla-. Acto seguido le entregó un pequeño cuchillo con el puño forrado de cuero- Ten, seguro que esto te es útil durante el viaje; pero manéjalo con cuidado, está muy afilado... aunque lo haya hecho yo.
Cuando ya lo tuvieron todo recogido y listo para el viaje, decidieron aprovechar el lugar para comer. Torhen había traído varias patatas, huevos y tomates, que utilizó para preparar una sopa. De postre tomaron manzanas caramelizadas, que le había dado una vecina de Nono. Una hora después, y tras haber reposado un poco la comida, se pusieron otra vez en marcha.

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